lunes, 2 de mayo de 2011

Campos de información - Campos mórficos

Edgar Morin
Hay muchos experimentos como el relatado por Edgard Morin (Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad. D. Fried Schniyman Ed. Paidos B. Aires 457 pg.), En donde en el tema de La Noción del Sujeto él relata textualmente:

"Hace poco se descubrió que hay una comunicación entre árboles de una misma especie. En una experiencia realizada por científicos, dice Morin, en la que se quitaron todas las hojas a un árbol para ver como se comportaba. El árbol reaccionó de un modo previsible, es decir, que empezó a segregar savia mas intensamente para reemplazar rápidamentlas hojas que le habían sacado. Y también segregó una sustancia que lo protegía contra los parásitos. Pero lo que es interesante es que los árboles vecinos de la misma especie empezaron a segregar la misma sustancia antiparasitaria que el árbol agredido".



apareció en: "El Centésimo Mono" de Ken Keyes Jr. El relato original apareció en la obra del biólogo Lyan Watson "Lifetide" publicada en 1.979:

Tras la aparición de su primer libro en los años ochenta, “Una Nueva Ciencia de la Vida”, Rupert Sheldrake, polémico bioquímico británico con una gran formación en filosofía, realizó varios experimentos para demostrar que la transmisión mental o telepática del conocimiento se da en humanos. En la base de la teoría explicativa se encuentra la idea de que, al igual que existen campos electromagnéticos, hay campos mentales –o morfogenéticos, de modo genérico- por los que discurren comportamientos, intenciones e ideas tanto conscientes como inconscientes. Según esta teoría, por estas autopistas de información viajan los pensamientos e incluso la memoria de las especies ya que “cada vez que aparece una nueva forma de comportamiento se construye una experiencia que involucra a un gran número de personas”. Esta participación masiva de mentes hace que la nueva habilidad entre en circulación, creando un campo mental nuevo y específico para ella.



Rupert Sheldrake
"El mono, Macaca Fuscata, fue observado en su estado salvaje durante un periodo de mas de 30 años. En 1.952, en la isla de Koshima, los científicos empezaron a proporcionarle a los monos patatas dulces, que dejaban caer en la arena. A los monos les gustó el sabor de aquellas patatas dulces y crudas, pero hallaban poco grata la arena. Una hembra de 18 meses de edad, llamada Imo, vió que podía solucionar el problema lavando las patatas en el océano. Le enseñó el truco a su madre. Sus compañeros de juego también aprendieron éste nuevo método y también se lo enseñaron a sus madres respectivas. Esta innovación cultural fue aprendida gradualmente por varios monos ante la mirada de los científicos. Entre 1.952 y 1.958, todos los monos jóvenes aprendieron a lavar las patatas dulces para que fuesen más sabrosas. Sólo los adultos que imitaron a sus hijos aprendieron ésta mejora social. Otros adultos continuaron comiendo las patatas dulces sucias de arena. Entonces, sucedió algo asombroso. En el otoño de 1.958, cierto número de monos lavaba sus patatas dulces. Si bien se desconoce el número exacto de ellos. Supongamos que cuando el sol saló una mañana, había 99 monos en la isla Koshima que ya habían aprendido a lavar las patatas dulces. Supongamos también que aquella mañana, el mono número 100 aprendió a lavar las patatas. Aquella tarde, todos los de la tribu de monos lavaron sus patatas antes de comerlas. ¡La suma de energía de aquel centésimo mono creó, en cierto modo, una masa crítica y a través de ella, una eclosión ideológica! Pero fíjense. Lo más sorprendente observado por los científicos era que la costumbre de lavar las patatas dulces cruzó espontáneamente el mar.... ¡Las colonias de monos de otras islas y el grupo continental de monos de Takasakiyama empezaron también a lavar su patatas dulces!".







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